Este mes de septiembre, el dr. Otto Silgado ha asumido la coordinación de los Servicios de Salud Mental del Berguedà. En esta entrevista comparte cómo afronta este reto, con la mirada puesta en la integración comunitaria y en la adaptación de las estrategias a la realidad social del territorio. Su objetivo: fortalecer la psicoeducación, la prevención y la rehabilitación con una atención cercana y humana.
Ante todo, nos gustaría saber un poco más de ti. ¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional antes de llegar a esta coordinación?
Soy médico y especialista en psiquiatría por la Universidad del Valle, Colombia. He trabajado en diversos ámbitos de la salud mental, incluyendo consulta externa pública y privada (2017-2024), unidad de enlace hospitalaria y, desde 2020 hasta 2024, como psiquiatra en una comunidad terapéutica en Popayán. Esta experiencia me ha permitido tener una visión global de la salud mental, desde drogodependencias a hospitalización y atención comunitaria.
¿Qué significa para ti asumir el reto de coordinar los Servicios de Salud Mental Comunitarios del Berguedà?
Asumir la coordinación del servicio supone un reto importante. Mi formación es diferente a la que aquí se ofrece, y los determinantes sociales también varían, lo que requiere un conocimiento profundo de la realidad local para poder diseñar estrategias adaptadas a la población. Además, es esencial comprender bien el sistema de salud en el que nos movemos.
El Berguedà es una comarca con características propias, tanto en lo que se refiere a la dispersión territorial como a la realidad social y económica. ¿Qué retos específicos ves en este territorio en relación a la salud mental?
Un reto clave es la integración en las redes comunitarias para ofrecer psicoeducación sobre las patologías de salud mental. El territorio tiene una dispersión rural significativa, y en décadas anteriores existían dificultades para acceder a ciertos servicios, lo que ha normalizado algunas situaciones. Sin embargo, esta misma situación ha ayudado a que la población sea respetuosa e integradora de la diversidad.
A menudo se habla de un cambio de modelo, hacia una atención más comunitaria e integrada. ¿Cómo se traduce esto en el día a día de los servicios?
En el centro, la integración es un eje central de nuestras dinámicas. El equipo trabaja con una visión orientada a la rehabilitación de los usuarios y mantiene una estrecha coordinación con servicios comunitarios externos. También formamos parte de las tablas de salud mental del territorio y participamos en reuniones interadministrativas con diversas fundaciones activas en la comunidad.
¿Qué proyectos prioritarios tienes sobre la mesa para los próximos meses?
Los proyectos siguen las líneas del pacto territorial, con especial énfasis en la postvención del suicidio. El objetivo es ofrecer psicoeducación y sensibilizar tanto a la población como a los profesionales de la salud para normalizar las preguntas sobre las emociones, que a menudo quedan fuera de otros servicios, no por desconocimiento, sino porque apelan directamente a nuestra propia sensibilidad como seres humanos.
Finalmente, ¿qué mensaje querrías transmitir a la ciudadanía del Berguedà en relación con la salud mental y los servicios que tienen a su alcance?
El mensaje sería que la comunidad se acerque a pedir información, que no tenga miedo a expresarse ni a pedir ayuda. Hay varios canales de escucha y recursos disponibles, que no sólo son farmacológicos: también existen clubes sociales, servicios de reinserción laboral, y apoyo en salud mental que incluye la salud física y las dificultades sociales. Los equipos están preparados para ofrecer un soporte cercano y humano, y derivar a la red adecuada en el momento necesario.

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